martes, 14 de abril de 2015

Eduardo Galeano



Comienzo del libro Patas arriba La escuela del mundo al revés  (Eduardo Galeano)


¡Vayan pasando, señoras y señores! 

¡Vayan pasando! 
¡Entren en la escuela del mundo al revés! 
¡Que se alce la linterna mágica! 
¡Imagen y sonido! ¡La ilusión de la vida! 
¡En obsequio del común lo estamos ofreciendo! 
¡Para ilustración del público presente y buen ejemplo de las generaciones 
venideras! 
¡Vengan a ver el río que echa fuego! 
¡El Señor Sol iluminando la noche! 
¡La Señora Luna en pleno día! 
¡Las Señoritas Estrellas echadas del cielo! 
¡El bufón sentado en el trono del rey! 
¡El aliento de Lucifer nublando el universo! 
¡Los muertos paseándose con un espejo en la mano! 
¡Brujos! ¡Saltimbanquis! 
¡Dragones y vampiros! 
¡La varita mágica que convierte a un niño en una moneda! 
¡El mundo perdido en un juego de dados! 
¡No confundir con las groseras imitaciones! 
¡Dios bendiga a quien vea! 
¡Dios perdone a quien no! 
Personas sensibles y menores, abstenerse. 


(Basado en los pregones de la linterna mágica, del siglo dieciocho) 



Hoy en día, ya la gente no respeta nada. Antes, poníamos en un pedestal la virtud, el honor, la verdad y la ley... La corrupción campea en la vida americana de nuestros días. Donde no se obedece otra ley, la corrupción es la única ley. La corrupción está minando este país. La virtud, el honor y la ley se han esfumado de nuestras vidas. 

(Declaraciones de Al Capone al periodista Cornelius Vanderbilt Jr. Entrevista publicada en la revista Liberty el 17 de octubre de 1931, unos días antes de que Al Capone marchara preso.) 



Educando con el ejemplo 

Resultado de imagen de eduardo galeano utopiaLa escuela del mundo al revés es la más democrática de las instituciones educativas. No exige examen de admisión, no cobra matrícula y gratuitamente dicta sus cursos, a todos y en todas partes, así en la tierra como en el cielo: por algo es hija del sistema que ha conquistado, por primera vez en toda la historia de la humanidad, el poder universal. En la escuela del mundo al revés, el plomo aprende a flotar y el corcho, a hundirse. Las víboras aprenden a volar y las nubes aprenden a arrastrarse por los caminos. 

Los modelos del éxito 

El mundo al revés premia al revés: desprecia la honestidad, castiga el trabajo, recompensa la falta de escrúpulos y alimenta el canibalismo. Sus maestros calumnian la naturaleza: la injusticia, dicen, es la ley natural. Milton Friedman, uno de los miembros más prestigiosos del cuerpo docente, habla de «la tasa natural de desempleo». Por ley natural, comprueban Richard Herrstein y Charles Murray, los negros están en los más bajos peldaños de la escala social. Para explicar el éxito de sus negocios, John D. Rockefeller solía decir que la naturaleza recompensa a los más aptos y castiga a los inútiles; y más de un siglo después, muchos dueños del mundo siguen creyendo que Charles Darwin escribió sus libros para anunciarles la gloria. 

Resultado de imagen de eduardo galeano utopia¿Supervivencia de los más aptos? La aptitud más útil para abrirse paso y sobrevivir, el killing instinct, el instinto asesino, es virtud humana cuando sirve para que las empresas grandes hagan la digestión de las empresas chicas y para que los países fuertes devoren a los países débiles, pero es prueba de bestialidad cuando cualquier pobre tipo sin trabajo sale a buscar comida con un cuchillo en la mano. Los enfermos de la patología antisocial, locura y peligro que cada pobre contiene, se inspiran en los modelos de buena salud del éxito social. Los delincuentes de morondanga aprenden lo que saben elevando la mirada, desde abajo, hacia las cumbres; estudian el ejemplo de los triunfadores y, mal que bien, hacen lo que pueden para imitarles los méritos. 

Pero los «jodidos siempre estarán jodidos», como solía decir don Emilio Azcárraga, que fue amo y señor de la televisión mexicana. Las posibilidades de que un banquero que vacía un banco pueda disfrutar, en paz, del fruto de sus afanes son directamente proporcionales a las posibilidades de que un ladrón que roba un banco vaya a parar a la cárcel o al cementerio. 

Cuando un delincuente mata por alguna deuda impaga, la ejecución se llama ajuste de cuentas; y se llama plan de ajuste la ejecución de un país endeudado, cuando la tecnocracia internacional decide liquidarlo. El malevaje financiero secuestra países y los cocina si no pagan el rescate: si se compara, cualquier hampón resulta más inofensivo que Drácula bajo el sol. La economía mundial es la más eficiente expresión del crimen organizado. Los organismos internacionales que controlan la moneda, el comercio y el crédito practican el terrorismo contra los países pobres, y contra los pobres de todos los países, con una frialdad profesional y una impunidad que humillan al mejor de los tirabombas. 

El arte de engañar al prójimo, que los estafadores practican cazando incautos por las calles, llega a lo sublime cuando algunos políticos de éxito ejercitan su talento. En los suburbios del mundo, los jefes de estado venden los saldos y retazos de sus países, a precio de liquidación por fin de temporada, como en los suburbios de las ciudades los delincuentes venden, a precio vil, el botín de sus asaltos. 

Resultado de imagen de eduardo galeano utopiaLos pistoleros que se alquilan para matar realizan, en plan minorista, la misma tarea que cumplen, en gran escala, los generales condecorados por crímenes que se elevan a la categoría de glorias militares. Los asaltantes, al acecho en las esquinas, pegan zarpazos que son la versión artesanal de los golpes de fortuna asestados por los grandes especuladores que desvalijan multitudes por computadora. Los violadores que más ferozmente violan la naturaleza y los derechos humanos, jamás van presos. Ellos tienen las llaves de las cárceles. En el mundo tal cual es, mundo al revés, los países que custodian la paz universal son los que más armas fabrican y los que más armas venden a los demás países; los bancos más prestigiosos son los que más narcodólares lavan y los que más dinero robado guardan; las industrias más exitosas son las que más envenenan el planeta; y la salvación del medio ambiente es el más brillante negocio de las empresas que lo aniquilan. Son dignos de impunidad y felicitación quienes matan la mayor cantidad de gente en el menor tiempo, quienes ganan la mayor cantidad de dinero con el menor trabajo y quienes exterminan la mayor cantidad de naturaleza al menor costo. 

Caminar es un peligro y respirar es una hazaña en las grandes ciudades del mundo al revés. Quien no está preso de la necesidad, está preso del miedo: unos no duermen por la ansiedad de tener las cosas que no tienen, y otros no duermen por el pánico de perder las cosas que tienen. El mundo al revés nos entrena para ver al prójimo como una amenaza y no como una promesa, nos reduce a la soledad y nos consuela con drogas químicas y con amigos cibernéticos. Estamos condenados a morirnos de hambre, a morirnos de miedo o a morirnos de aburrimiento, si es que alguna bala perdida no nos abrevia la existencia. 

¿Será esta libertad, la libertad de elegir entre esas desdichas amenazadas, nuestra única libertad posible? El mundo al revés nos enseña a padecer la realidad en lugar de cambiarla, a olvidar el pasado en lugar de escucharlo y a aceptar el futuro en lugar de imaginarlo: así practica el crimen, y así lo recomienda. En su escuela, escuela del crimen son obligatorias las clases de impotencia, amnesia y resignación. Pero está visto que no hay desgracia sin gracia, ni cara que no tenga su contracara, ni desaliento que no busque su aliento. Ni tampoco hay escuela que no encuentre su contraescuela. 



lunes, 23 de marzo de 2015

El Tribunal Supremo contra el pueblo

Artículo de Aníbal Malvar
El Tribunal Supremo acaba de dejar en ridículo a la Audiencia Nacional condenando a tres años de cárcel a ocho manifestantes que participaron en el asalto al Parlament catalán el 14 y 15 de junio de 2011. Convocadas por el 15-M, miles de personas entorpecieron la entrada de los diputados al Palau del Parlament al grito de “Paremos el parlamento, no permitiremos que aprueben recortes” (aturem el Parlament, no deixarem que aprovin retallades). A Monserrat Turra, incluso, le pintaron una esvástica en la espalda.
La sentencia del TS es una salvajada intelectual y un atentado contra el derecho de manifestación, el sentido común y la savia de la democracia. Si a un particular le pueden caer tres años de cárcel, como ha ocurrido, por abrir los brazos en cruz ante un grupo de diputados, nos están comunicando que nos pueden encarcelar por cualquier cosa. No creo recordar cadáveres de diputados por los suelos aquellos 14 y 15 de junio, ni cócteles molotov entrando por las ventanas del antiguo arsenal de la Ciutadella, sede donde pastan sus señorías, y al tupé de Artur Mas no le movieron ni un pelo.
Ya lo advertía la Audiencia en la sentencia absolutoria ahora revocada por el Supremo. En una manifestación pasan esas cosas, y no se puede criminalizar a la gente solo por el hecho de estar allí o de difundir la convocatoria. Una manifestación es un rollito con marcha porque la turbamulta quiere hacerse ver y oír, y no la escuchan, y está jodida, y está en el paro, y fue estafada, y fue engañada con programas electorales mendaces. Más o menos todo esto, aunque en lenguaje más fino, viene a decir la primera sentencia, la absolutoria, la de la AN. Son muchas cosas las que estos señores de los parlamentos han permitido que le sucedan al pueblo, y lo raro es que no haya más violencia, añado yo.
He asistido como cronista a muchas manifestaciones del 15-M, los Rodea el Congreso, las mareas, etc. Y he visto mucha más violencia policial que ciudadana. Pero sí, hay que reconocer que, aunque poca, sí hubo brotes de violencia ciudadana. Insisto en que no me extraña. “La violencia es también una expresión del miedo”, escribió el poeta Arturo Graf. Y el pueblo español tiene mucho miedo, bastante frío y algo de hambre, como un arrapiezo de Dickens.
Los ocho condenados podrán recurrir ahora ante el Constitucional, que, ni aun revocándola, podrá borrar la mancha de totalitarismo que ha dejado en la toga de nuestros juristas esta sentencia infame del TS. Es una sentencia dictada contra el pueblo. Contra su derecho fundamental a la manifestación.
Resultado de imagen de derecho a manifestarseYo ya sé que a Cristina Cifuentes, a sus comilitones y –ahora me entero– a los miembros del TS les gustaría que el pueblo se manifestara en manifestódromos y, a poder ser, en silencio, por no romper la siesta a ninguna marquesa. Pero al pueblo le gusta más la Puerta del Sol, con su encanto nuclear, su reloj de la Torre y su dieciochesca y mal habitada Casa de Correos. O el Palau del Parlament, que también presume de belleza arquitectónica. El español tiene muy buen gusto eligiendo rincones con encanto para manifestarse.
Quiero suponer que partidos políticos, sindicatos y la gente del 15-M ya estarán preparando manifestaciones contra esta sentencia vergonzosa, que quizá es hasta un estacazo contra el pueblo mayor que la reforma por la espalda del artículo 135 de la Constitución. En cuanto a los miembros del Supremo, yo les aconsejo que se lo hagan mirar. Presentan algunos síntomas de padecer una grave enfermedad llamada fasc… Bueno, lo dejo aquí, que si escribo la palabra entera igual estos me entrullan. Lo reconozco: me dan miedo.

miércoles, 18 de marzo de 2015

Prohibida la entrada a los bajitos

Artículo de Antonio Aramayona

Suponga usted que monto un bar al lado de su casa y que no le dejo entrar por ser usted  bajito. Probablemente, con toda la razón del mundo, usted se sentirá indignado y discriminado, me denunciará por racismo, esperará que se haga justicia y que, como poco, me cierren el bar. Suponga usted que alego ante el juez que no le estoy discriminando, porque en el barrio hay otros muchos bares donde sí admiten a los bajitos como usted. Usted seguirá pensando que le estoy tomando el pelo y que el juez, en cuanto escuche mis despropósitos, incluso me aumentará las penas impuestas.Suponga usted, sin embargo, que el juez me da la razón. Más aún, que los gastos de mi bar los está pagando usted y los demás vecinos del barrio de su propio bolsillo. Suponga usted que mi bar es el mejor de la zona, además de estar libre de bajitos, casi tan vitandos como los inmigrantes, los gitanos, los  subversivos y los descreídos que habitan en la zona, y que tampoco permito entrar en mi bar.Resultado de imagen de colegios segregados chicos chicasSuponga usted ahora que, en vez de un bar, monto un colegio donde sólo se admiten niñas, pero no niños. Y que, como soy muy bueno, monto otro colegio al lado donde sólo se admiten niños, pero no niñas. Y que cuando usted me viene a reclamar a qué viene esa segregación, yo le respondo que no hay discriminación alguna, pues en la misma zona hay otros colegios donde estudian chicos y chicas juntos. Y que usted es tan libre de llevar a sus hijos a esos colegios, como yo de montar un colegio exclusivo para chicas o para chicos. Suponga usted que mis colegios están subvencionados por el bolsillo de todos, incluido el suyo, aunque la Constitución (artículo 14) declare que no cabe en el país "discriminación alguna... por razón de sexo o cualquier otra condición o circunstancia personal o social", y aunque laa leyes educativas vigentes descarten la financiación de centros escolares donde haya "discriminación de cualquier índole". Suponga usted, pues, que desde el poder se decide que, a pesar de todo, mis colegios son financiables con fondos públicos y son respetuosos con la Constitución, la libertad de enseñanza y la igualdad de los ciudadanos.Usted, estaría cabreado y estupefacto al ver que yo no le dejaba  entrar en mi bar por ser bajito. Igualmente, podemos preguntarnos todos qué motivos reales son los que llevan a mantener en España unos centros de enseñanza donde se practica con tanto empeño la segregación sexual. Y por muchas vueltas que se le quiera dar al asunto, sólo se me ocurre una psicótica sexofobia. Últimamente ha vuelto a aparecer en los medios de comunicación el mantenimiento y la ampliación de la subvención pública de algunos colegios (principalmente del Opus Dei) que admiten sólo alumnado del mismo sexo. Seguramente suponen que un muchacho sentado en el mismo pupitre de una chica, lejos de concentrarse, rendir académicamente y aprovechar en sus estudios, corre el riesgo de desperdiciar sus energías intelectuales, además de poner en grave peligro su alma. O que una chica, en lugar de hacerse una mujer como Dios manda, puede llegar a ser presa en las redes del diablo. Y que el rendimiento escolar de ellos y de ellas es superior sin ellas y sin ellos, respectivamente.Resultado de imagen de colegios segregados chicos chicasDe hecho, en un folleto editado en un colegio balear perteneciente a la red de sus centros de enseñanza, se lee que “las mujeres son diferentes de los hombres en su orientación básica hacia la vida”, por lo que “las chicas  desarrollan mejor su capacidad de liderazgo y autoconfianza en centros femeninos”, dado que “se ha demostrado que en centros mixtos los chicos entienden mejor a las chicas, pero les pierden el respeto”. Son estas y otras muchas perlas ideológicas similares las que sirven de norte en unos colegios subvencionados con el dinero público que usted y todos pagamos de nuestro bolsillo. La Constitución Española declara que cada uno es muy libre para casi todo, incluso de padecer los delirios, manías y fobias que quiera, pero que de pagárselos los demás, nada de nada. No sea que a alguien se le ocurra montar un bar al lado de mi casa y no deje entrar a los bajitos, los feos, los que escriben cosas impertinentes, los raros, los pervertidos, los degenerados, los desviados, los descarriados y, el colmo de los colmos, a los que defienden que a los bares entra todo el mundo o se cierra el bar.
            

martes, 17 de marzo de 2015

La City: una polis dentro de Londres

Resultado de imagen de city londres paraiso fiscalLa mayoría de los británicos, y de los españoles que alguna vez han deambulado o deambulan por las calles de Londres, no saben que dentro de la histórica capital de Inglaterra existe otro “Estado”, otra organización jurídico-política completamente diferente, con sus propias leyes y gobernantes, donde el Parlamento de Westminster apenas tiene algo que decir: la City, el Vaticano del dinero y de la banca.
En los casi dos kilómetros cuadrados del centro de Londres que componen la City viven menos de 9.000 personas, pero cada día entran a trabajar más de 350.000, en su inmensa mayoría, en el sector financiero. La City es, por volumen de transacciones, el mayor centro financiero del mundo, y en ella tienen su sede los bancos y aseguradoras más importantes del globo. Pero… ¿por qué se concentran todos en un espacio tan reducido?
La historia de la Square Mile, de la City, está ligada a la historia de Inglaterra y de Londres. De hecho, en su misma existencia es donde encontramos el origen más remoto y antiguo de la capital británica. Como el resto de ciudades, durante la Edad Media la expansión demográfica implicó la superación de los antiguos límites geográficos, de las antiguas murallas, y Londres fue creciendo y olvidándose de su ancestral origen. Sin embargo, esa pequeña milla cuadrada supo conservar un status jurídico diferenciado del resto de la ciudad que había ayudado a expandir. Desde el medievo, los comerciantes y burgueses más adinerados se atrincheraron en la City para alejarse del poder arbitrario del Rey y asegurar así sus recursos, arrebatando una pequeña parcela de autonomía jurídica y política. Y lo consiguieron gracias al propio devenir de la Monarquía inglesa, cuyas debilidades puntuales a lo largo de la Historia eran aprovechadas por los poderes intermedios para consagrar límites a su actuación. El Parlamento inglés, origen de nuestras democracias liberales, fue el gran triunfo de este proceso de limitación del poder real y de la creación de las primeras bases de un sistema democrático parlamentario. Pero a su lado siempre convivió, aunque fuera en el olvido de los grandes hechos y epopeyas de la Historia, la pequeña y adinerada City, conservando sus privilegios medievales en torno a un autogobierno donde, ni el Rey primero, ni el Parlamento después, podían interferir.
Resultado de imagen de city londres paraiso fiscalY aunque el Gran Incendio que en 1666 arrasó Londres afectó especialmente a la City, que tuvo que sufrir una completa reconstrucción, dirigida por el arquitecto Christopher Wren, se lograron conservar las antiguas fronteras romanas y, por ende, la antigua organización política autónoma. Así las cosas, la aglomeración de viejas viviendas en la milla, y la proliferación de nuevos barrios en las afueras de la ciudad, hizo que poco a poco, durante fines del XIX y principios del XX, la City fuera acabando en un pésimo estado de abandono, sin apenas población. Sin embargo, tras la Segunda Guerra Mundial, el gobierno local y autónomo de la milla empezó a derribar viviendas y palacetes seculares para dejar sitio a gigantescos edificios y rascacielos que, a finales de los 70, ya definían el skyline londinense. En ellos, miles de compañías financieras se instalaron y trasladaron sus sedes sociales y sus centros de decisión, hasta convertir la medieval Square Mile en, como decíamos, el mayor distrito financiero del mundo. Pero… ¿por qué?
La pervivencia de aquella forma medieval de autogobierno y de los privilegios jurídico-políticos en la City, considerados hasta entonces como una más de las rarezas simbólicas de Inglaterra, proporcionaba el marco perfecto en el que el gran capital podía refugiarse no sólo de los impuestos, sino también de las “trabas” legales y regulaciones de todo tipo que desde el Parlamento y la Unión Europea se cernían sobre la actividad financiera. En una de las múltiples y anquilosadas peculiaridades simbólicas del Reino Unido, de la Old England, el sector financiero encontró la oportunidad de oro para atrincherarse de la ley, para aprovechar el autogobierno de la City y dotarse a sí mismo de reglas propias, desde la opacidad y la impunidad fiscal más absolutas.
La milla se gobierna a través de la City of London Corporation, una especie de “Polis” con plena autonomía que posee sus propias reglas “democráticas”. A la cabeza de la Corporación está el Lord Mayor, elegido a través de unas elecciones que a día de hoy parecen más propias de una utopía anarco-capitalista medieval que de un sistema constitucional contemporáneo. Las compañías financieras con sede en la City, agrupadas en la Livery Company, elijen al Lord Mayor y a una pequeña asamblea de notables dependiendo del peso financiero y del número de trabajadores que tiene cada una. A más capital, más votos. Las 9000 personas que viven en la City, agrupadas en una circunscripción diferente, apenas tienen capacidad de influir en las elecciones, pues tras la ponderación de capital-valor del voto, quedan completamente relegadas. “Democracia medieval”, le llaman algunos…pero este sistema no reviste ninguna garantía democrática al olvidarse de los principios más elementales de la democracia (una persona, un voto). Por la estructura política de esta peculiar “polis” financiera de Londres no ha pasado ni el liberalismo, ni la democracia constitucional ni ningún otro movimiento contemporáneo. Es simple y llanamente la materialización de una auténtica plutocracia medieval, donde el dinero, el poder del capital, se canaliza también en el seno de los poderes políticos institucionalizados.
Resultado de imagen de lord mayor city londres paraiso fiscalEl Lord Mayor, elegido como decimos por los bancos y aseguradoras, es el encargado de gobernar la City, que incluso posee su propia policía. Sin sueldo, siempre ha procedido en las últimas décadas de la gran banca, y tiene como misión principal, además, la de representar los intereses de la milla en el exterior, es decir, los intereses de las compañías financieras fuera de los límites ancestrales de la City. Pero por exterior no se entiende solo el plano de las relaciones internacionales, que también (de hecho, el Lord Mayor se encuentra fuera del Reino Unido más de 100 días al año), sino el de la propia Inglaterra. Este singular gobernante, siempre vestido como si estuviera en un carnaval veneciano del siglo XVIII, al ser el portavoz oficial del mayor centro financiero del mundo, que da trabajo directamente a más de 350.000 personas con un alto poder adquisitivo, se convierte de facto en un lobby en sí mismo, cuya mera presencia en los salones de Westminster hace temblar al Premier y sus ministros. De ahí que, como se viene denunciando desde hace tiempo por la prensa británica, especialmente por The Guardian, en los últimos años los gobiernos ingleses hayan confundido los intereses de la City con los del Reino Unido, y les haya llevado a apartarse de la Unión Europea y de su marco de regulación financiera, que no por laxo deja de existir y de incordiar al gran capital londinense.
Resultado de imagen de city londres paraiso fiscalA ello hemos de sumarle que en el régimen impositivo de la City apenas aparecen las leyes británicas, por lo que se convierte toda ella en un auténtico paraíso fiscal en pleno corazón de una de las urbes más importantes del mundo y motor de la economía europea. Por si fuera poco, y como ha puesto de manifiesto la exfiscal francesa Eva Joly, auténtico ariete contra los paraísos fiscales, la City, gracias a su opacidad, su falta de regulación y el desconocimiento de la existencia de sus instituciones de autogobierno, se ha convertido también en un paraíso jurídico. Ningún requerimiento judicial de las autoridades de terceros países logra atravesar las enmarañadas madejas legales de la plutocracia medieval de la milla, lo que garantiza una total impunidad, y no sólo fiscal, a las compañías y a los consejos de administración que las dirigen.
Si, haciendo uso de nuestra imaginación jurídica, se aprobara una hipotética Constitución del Reino Unido, una disposición adicional tendría que indicar que la City de Londres permanecería fuera de la autoridad del Parlamento, los votos de la banca contarían más que los de los ciudadanos, y los representantes del autogobierno serían elegidos de entre los adinerados del gremio financiero medieval. Algo impensable para el constitucionalismo y para nuestro horizonte de pensamiento actual sí, pero real, excesivamente real. En el seno de Londres, en el corazón de Europa, pervive una isla jurídico-política gobernada a través de procedimientos medievales plutocráticos por las compañías financieras más poderosas del mundo, protegidas en su autonomía de las regulaciones nacionales e internacionales, de los impuestos y de las decisiones políticas democráticas. Algo más que una milla que a día de hoy se ha convertido en un verdadero Estado del dinero, la opacidad y la acumulación de capital.