martes, 27 de enero de 2015

Lo que nadie contará hoy sobre Auschwitz

Basado en un artículo de Miguel Ángel Rodríguez Arias | Experto en Derecho Penal Internacional

Se cumplen setenta años de la liberación del campo de la muerte de AuschwitzCon toda probabilidad el nombre que evoca lo más cerca que ha llegado a estar la humanidad del mal absoluto en toda su historia. Y ya es decir.
Auschwitz, y los otros más de 50 "campos de la muerte" diseminados por toda la Europa ocupada, evocados al unísono con ese sólo nombre; y ello sin contar los casi 1000 campos de concentración del Tercer Reich, los más de 1150 guetos y todo lo demás.
Resulta inaceptable, que incluso en el día que se recuerda el 70 aniversario de Auschwitz y de todo lo que allí sucedió se permita -se promueva- olvidar que Auschwitz fue el mayor campo de trabajo forzado de la Alemania nazi y que Auschwitz fue también "IG Auschwitz". Filial de IG Farben, el gran cartel empresarial del momento, formado por las empresas Bayer, HOECHST y BASF. 

Según el informe oficial de la sección de investigación financiera del gobierno militar de ocupación, a las alturas de 1940 del total de las 324.766 acciones que componían el Cartel IG Farben únicamente 35.616 de éstas estaban en manos de personas con residencia en Alemania, mientras que casi el triple de esa cantidad, 86.671 acciones, estaban en manos de inversores de nacionalidad estadounidense y casi cinco veces más, 166.100 acciones, estaban en manos de ciudadanos suizos
Esto es más de un 80% del capital social de IG Farben, fue financiado desde Wall Street y Suiza, frente a poco más de un 10% directamente alemán.
Y esa sería, precisamente, una de las razones determinantes para excluir el juicio a los responsables empresariales de IG Farben (hasta 24 altos directivos de la compañía) de los Juicios principales de Núremberg: la imposibilidad de dejar fuera de la investigación penal a otros ciudadanos de Estados Unidos, Reino Unido y otros países.
Porque los líderes nazis fueron unos monstruos y unos dementes, por supuesto que sí, pero algún día deberá terminarse de hablar también de la auténtica conspiración de Farben, Krupp y otras empresas mastodónticas, mundiales, supuestamente "alemanas" que en nombre de un "beneficio" autoreferencial y fuera de toda sensatez y humanidad, les ensalzaron y financiaron sin límite con más de tres millones de marcos de la época para que "las elecciones de 1933 fuesen las últimas elecciones de la República de Weimar" (von Schnitzler dixit) y poder hacer después "negocios" a satisfacción con el régimen nacionalsocialista y aprovechando la "oportunidad de mercado" de la invasión de casi toda Europa e "instalaciones de trabajo" como Auschwitz.
Porque tal y como señalaría el fiscal Taylor en su posterior "indictment", durante los Juicios posteriores a Núremberg: "IG marchó con la Wehrmacht, concibió, inició y preparó un detallado plan para hacerse al amparo de ésta con la industria química de Austria, Checoslovaquia, Polonia, Noruega, Francia, Rusia y otros 18 países".
Y por eso tampoco debería sorprender que, una vez derrotada la Alemania nazi, una de las Leyes del Consejo de Control aliado fuese, específicamente, la número 9, de 20 de septiembre de 1945, destinada a disolver por ley el Cartel IG Farben (“Beschlagnahme und Kontrolle des Vermögens der I. G. Farbenindustrie”). Ley fundamentada, según las palabras de su propio preámbulo, en la necesidad de “impedir que IG Farben pudiese representar ninguna amenaza futura a sus vecinos o a la paz mundial a través de Alemania.
Y no es que cupiese esperar en un día como hoy ningún tipo de comunicado o petición pública de perdón por "IG Auschwitz" por parte de Bayer, HOECHST y BASF, que, a diferencia de su matriz, Farben, sí continúan hoy existiendo.
Pero sí que hay que considerar que "IG Auschwitz" representa un motivo muy real de preocupación acerca de la necesidad de los "límites y controles" del poder corporativo en el mundo actual y la actual insuficiencia de los instrumentos de Derecho penal internacional ante todo ello.
Y que, un día como hoy, resulta demasiado inaceptable, y arriesgado para el futuro, que ni siquiera se mencione la fundamental responsabilidad desempeñada por estos otros actores empresariales en el crimen sin fondo de Auschwitz. No olvidemos tan fácilmente lo que no queramos que se pueda volver a repetir en este nuevo siglo XXI.
Las industrias IG Farben era un conglomerado de empresas asentadas originalmente en Alemania y cuya producción abarcaba desde la fabricación de materiales para el incipiente mundo de la fotografía hasta productos químicos y farmacéuticos:
a) AGFA (Aktien-Gesellschaft fur Anilin-Fabrikation): Con su sede en Berlín, fabricaba materiales relacionados con la fotografía y Rayos-X.
b) CASSELLA (Cassella Farbwerke Mainkur Aktiengesellschaft): Con su sede en Offenbach, cerca de Francfort del Meno, fabricaba productos químicos y colorantes.
c) BASF (Badische Anilin und Soda Fabrik): Con su sede en Ludwigshafen am Rhein, fabricaba productos químicos y tintes.
d) BAYER: Con su sede en Leverkusen, fabrica productos químico-farmacéuticos.
e) FARBWERKE HOECHST (actualmente llamada Sanofi-Aventis): Con su sede en Hochst, fabrica productos químico-farmacéuticos.
f) CHEMISCHE WERKE HULS (desde 1938): Con su sede en Marl, fabrica combustibles artificiales y materiales energéticos.
g) CHEMISCHE FABRIK KALLE: Con su sede en Biebrich, fabrica materiales plásticos y productos textiles avanzados.

La dirección del entramado IG Farben colaboró con el gobierno nazi en los siguientes puntos:
a) Ocupación de las industrias químicas y farmacéuticas en aquellos países invadidos por las tropas alemanas.
b) Apropiación de la producción de las industrias ocupadas en beneficio propio.
c) Asentamiento de industrias de diversa índole en las cercanías de campos de concentración y exterminio para comprar y/o alquilar a prisioneros que serían utilizados como mano de obra esclavizada.
d) Compra de prisioneros a los campos de concentración y exterminio para ser utilizados por la fuerza en experimentación farmacéutica. En muchos casos estos experimentos farmacéuticos acabaron con la vida de los prisioneros.

Listado de las empresas de IG Farben y los campos de concentración y exterminio en donde asentaba fábricas para nutrirse de mano de obra esclavizada:
INDUSTRIA
CAMPOS
CIUDAD DE TRABAJO
Bayer
Mauthausen
Passau
IG Farben Industries
Auschwitz, Buchenwald, Dora Mittelbau y Gross Rosen
Wolfen-Bitterfeld y Waldenburg
Photo AGFA
Dachau
Munich


Con la invasión alemana a Polonia en 1939 se instauran en este país campos de concentración y exterminio siendo Auschwitz el principal de todos ellos. IG Farben ve en este campo la viabilidad de levantar unas factorías de producción de gasolina sintética y goma.
En Ludwigshafen y siendo el 14 de Abril de 1941, Otto Armbrust, miembro de la Junta Directiva de IG Farben, comunica a sus socios que “Nuestra nueva amistad con la SS es una bendición. Hemos determinado todas las medidas de integración de los campos de concentración en beneficio de nuestra compañía”. Desde este momento se crea la sociedad “IG Auschwitz” y desde los laboratorios se solicitan prisioneros para realizar ensayos de nuevas vacunas y otros de índole desconocida que acabaron con la vida de miles de ellos, principalmente mujeres.
También se probó que muchos de los trenes cargados con prisioneros que llegaban a Auschwitz eran desviados a las puertas de IG Auschwitz en donde el personal de esta empresa poseía capacidad de decisión sobre la selección de prisioneros para sus fábricas desechando el resto, los no seleccionados, hacia las cámaras de gas.
Un gran porcentaje de los experimentos médicos realizados en el campo de exterminio de Auschwitz eran ordenados por las industrias BAYERN LEVERKUSEN, pertenecientes al grupo IG Farben.
Quedó probada una compra de prisioneras cuando tras la liberación de Auschwitz se encontró en sus archivos unas cartas con los siguientes textos:
DE BAYERN LEVERKUSEN AL COMANDANTE DE AUSCHWITZ
- “Con el fin de los experimentos planeados con un nuevo sueño que inducen las drogas se agradecería que tuviera a bien poner un número de prisioneras a nuestra disposición (...)”
- “Estamos por confirmar su respuesta, pero considero que el precio de 200 RM por mujer es demasiado alto. Proponemos pagar no más de 170 RM por mujer. Si esto es aceptable para usted, las mujeres pasarán a ser propiedad nuestra. Necesitamos unas 150 mujeres (...)”
DEL COMANDANTE DE AUSCHWITZ A BAYERN LEVERKUSEN
- “Confirmamos la aprobación del acuerdo. Preparamos 150 mujeres con la mejor salud posible (...)”
DE BAYERN LEVERKUSEN AL COMANDANTE DE AUSCHWITZ
- “Recibido el pedido de 150 mujeres. A pesar de su estado de madurez fueron consideradas satisfactorias. Estaremos informándole de los acontecimientos relacionados con los experimentos(...)”
- “Los experimentos fueron realizados. Todas las personas murieron durante las pruebas. Nos pondremos en contacto con usted en breve sobre un nuevo envío (...)”

El entramado empresarial IG Farben proporcionó al III Reich prácticamente el 100% de los explosivos y combustibles sintéticos producidos en sus empresas que se ampliaban según Alemania invadía países europeos con la ocupación de las fábricas afines asentadas en cada uno de ellos. 
IG Farben, en estrecha colaboración con el gobierno nazi, utilizó a prisioneros de los campos de concentración y exterminio para satisfacer tanto sus exigencias industriales con mano de obra esclava como la compra de seres humanos, como si de ganado se tratase, con total desprecio hacia sus vidas.
El total, se calcula que IG Farben utilizó a más de 83.000 prisioneros de diferentes campos de concentración y exterminio para ser utilizados como esclavos y en ensayos farmacéuticos.

El sistema de exterminio nazi implicó a todos los estamentos del Estado, toda la administración alemana colaboró de una forma u otra con la Shoah. Raul Hilberg (1926-2007), que colaboró en la recopilación de documentos para los juicios de Nuremberg, es autor del que se considera el estudio más importante para entender el Holocausto, La destrucción de los judíos de Europa (Akal), un trabajo monumental de 1.500 páginas al que dedicó toda su vida. El libro concede un gran espacio a los trenes porque Hilberg mantenía que “son los ferrocarriles los que mejor pueden explicar la historia”. Y la situación geográfica de Auschwitz, el más gigantesco campo de la muerte nazi, se explica precisamente porque allí se encontraba un importante nudo de comunicaciones ferroviario. 

La famosa línea férrea que pasa por debajo de la llamada Puerta del Martirio hasta las cámaras de gas no entró en funcionamiento hasta abril de 1944, fecha a partir de la que fueron exterminadas el 60% de las personas asesinadas allí. Es fascinante la correspondencia entre los SS y los responsables del ferrocarril, ahí está todo. Los SS no podían presionar a los ferrocarriles, que tenían un enorme poder, ya que el esfuerzo bélico dependía de ellos y eran quienes decidían las prioridades. Los SS exigieron la construcción de esa línea hasta las cámaras de gas y entonces los ferrocarriles dijeron que de acuerdo, pero que debía ser pagada por las SS porque se trataba de una línea privada, un argumento que utilizaron acogiéndose a una ley de Baviera. Era el tipo de correspondencia que permitía  comprender la mentalidad de esa gente Se pagaba por cada deportado, pero sólo la tarifa de ida, la mitad de la tarifa si eran niños o una tarifa de excursión si eran más de 500... Puede parecer muy extraño, pero es la forma en que se hizo. Ellos intentaban teñirlo todo de normalidad, como si hablasen de la organización de unas vacaciones, no del exterminio masivo de seres humanos.

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